La
inseminación artificial es usada en animales para propagar buenas cualidades de
un macho en muchas hembras. Es especialmente empleada en caballos, vacas, cerdos, perros con pedigrí y ovejas. El
semen es recolectado, refrigerado o/y congelado, y enviado a la ubicación de la
hembra.
Para
conservar el semen se diluye en una solución que contiene los componentes
necesarios para mantener la viabilidad de los gametos tales como azucares
(usualmente fructosa), sales y sustancias tamponadoras, así como nutrientes
tales como los aportados por la yema de huevo o la leche descremada.
Si las
muestras son congeladas, necesitan de la adición de agentes crioprotectores como
el glicerol para conservarlo mejor. También se le añade antibióticos para controlar el crecimiento
bacteriano y disminuir el riesgo de contaminación bacteriana.
La
inseminación artificial de animales de granja es una técnica reproductiva de
uso muy común. Lo que permite un uso más amplio del potencial genético del
animal ya que puede servir a un número mayor de hembras reproductoras.
Un macho bovino, en monta natural o dirigida puede preñar anualmente
hasta 80 hembras, gracias a la inseminación artificial, de un macho es
teóricamente posible obtener hasta 14.600 crías anuales, diseminando sus genes
en todos ellos.
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